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LAGO LEMÁN
Encaramada a varias colinas, Lausana es una ciudad atractiva y juvenil
años, ha sido la mano humana la encargada de esculpir este paisaje de terrazas de viña encaradas al lago que motivaron su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2007. Sumergirse entre los viñedos de Lavaux es entrar en un laberinto de vides con perfume a uva y vino cuyo marco lo definen el azul del lago y las cumbres nevadas de las montañas. La lucha por la búsqueda del alimento en un escaso pero fecundo terreno hizo crecer este mar de viñas orientadas al sur de sol y aire puro, extendidas en 830 hectáreas entre Lausana y Montreux. Artesanía y tradición se dan cita en esta zona completamente ligada al cultivo del vino desde que, en el Medievo, los monjes cistercienses se ocuparon de estas tierras. Desde entonces y hasta hoy, los viticultores de Lavaux forman una gran familia con la que queremos intimar. Visitamos así el dominio de Daley, en el centro de
producción de Villette, donde Cyril Séveril nos da la bienvenida con una copa de vino en la mano y dispuesto a contarnos algunas curiosidades de estas viñas históricas cultivadas desde el siglo XIV. Catamos sus vinos, donde se dan cita variedades diversas como chardonnay, sauvignon blanc, gamaret, gamay o syrah. “Aunque despunta la uva chasselas, propia de Suiza, que origina vinos afrutados, secos y de aromas sutiles matizados por la intensidad del sabor de la tierra”, explica. El perfume de la uva y las instantáneas de paisajes de viña nos acompañan durante la decena de kilómetros que nos separan de Lausana.
Lausana
Frente a Lausana, brilla el lago Lemán, el más grande de Suiza y uno de los más grandes de la Europa occidental. Elevada en tres colinas, la ciudad olímpica combina a la per-
en barco
Surcar el lago Lemán en barco es una opción refrescante que nos da la visión inversa de la región, la que se observa desde el agua. Pueblos legendarios se postran sobre el lago en un tapiz de montañas y viñedos, con los Alpes de fondo. Un panorama que resume la variedad y belleza del lugar. En coche o en barco merece la pena desgranar con delicadeza el mosaico que teje la región del Lemán.
fección modernidad, cultura, vida saludable y mucho deporte. Hay que calzarse zapatos cómodos para visitar Lausana. Y no solo porque esta sea la sede, desde 1994, del Comité Olímpico Internacional y una ciudad volcada al deporte. Sobre todo, porque caminarla significa salvar desniveles. Lausana es una ciudad poco común, de urbanismo extraño, pero, a la vez, sumamente acogedora. Nos recibe con el abrazo de su puerto de Ouchy, rodeado de un barrio vital y repleto de bares y restaurantes. Observo la ciudad situada sobre mí, y decido que mi primera cita la tengo con el fabuloso Museo Olímpico. La reciente remodelación de este espacio dedicado a la historia del olimpismo ha dado luz a un museo interactivo y muy actual donde la visita conecta rápidamente con las emociones del deporte. En una sala circular se proyecta un vídeo panorámico que resume los momentos cruciales de la historia de los juegos, e, hipnotizada ante la gran pantalla, noto cómo en mi estómago se enciende una franca emoción. Es la maravilla del deporte que este museo sabe transmitir a la perfección. Unido plenamente a la
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Lonely Planet Traveller La Gran Ruta de Suiza