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FRIBURGO
DE IZQUIERDA A DERECHA Restaurante Le Chalet, en Gruyères, donde podrás saborear la tradicional ‘fondue’; salón interior del castillo de Gruyères; Pierre-Alain Uldry, en la pequeña población de Pont-la-Ville, es el dueño de una pequeña quesería donde descansan deliciosos quesos gruyeres
Un lago, dos orillas
La región de Friburgo aparece suave y tradicional a pie de carretera. Enseguida el lago de Murten (o Morat) nos da la bienvenida y nos obliga a una parada y fonda con sabor a pescado y vino. El lago es la frontera natural entre el monte Vully y sus viñedos, zona francófona y católica, y la ciudad medieval de Murten, germanófona y protestante. Salpican las aguas del lago intrépidos deportistas, practicantes de la navegación y la pesca que conocen los privilegios de vivir en este rincón de la región de Friburgo. Una vez en el Vully nos dejamos llevar por la sinfonía de sus vinos y visitamos algunas pequeñas bodegas de esta ribera friburguesa. Michel Pellet es el enólogo que regenta la Cave aux Hirondelles. “El vino más característico del Vully es el de la variedad chasselas. Vinos fáciles, que pueden beberse cada día”, explica Pellet. Me quedo con esta descripción para terminar la visita en el restaurante Du Port, donde el filete de perca al limón es la especialidad. Recién pescado del lago. Otro placer para el paladar. Proseguimos en coche para bordear el lago y alcanzar Murten. Se trata de una bonita villa repleta de facha26 Lonely Planet Traveller La Gran Ruta de Suiza
das llenas del color de las flores que decoran los balcones de madera. La mejor manera de acceder a ella es por la puerta de Berna, ciudad con la que Murten estableció una relación administrativa y que le legó el idioma y la religión. El paseo a lo largo de sus murallas, las únicas transitables del país, y por el magnífico castillo nos enseña la cara medieval de la pintoresca Murten y nos da alas para seguir hacia la capital, Friburgo.
esencial
Friburgo, el equilibrio perfecto
La cultura, arquitectura y lenguas francesa y alemana se dan la mano en el viejo Friburgo, una ciudad dual donde también los carteles rezan en ambos idiomas. Religión católica y protestante encarnan, por otro lado, la dualidad religiosa. Es doble, también, la distribución de sus barrios, con una ciudad alta y otra baja que se comunican a través de un histórico funicular que va de la calle Route des Alpes a Neuville. Este particular medio de transporte, estrenado en 1899 y superviviente gracias a las luchas de los ciudadanos, es una golosina que quiero catar, así que, a bordo del pequeño y ecológico vehículo, alcanzo
Fondue moitié-moitié (para 4 personas). Se frota la cazuela con ajo, en la cual añadimos 3 dl de vino blanco y 3 cucharaditas de maicena. Al hervir se agrega el queso rallado, que en el caso de la fondue moitié-moitié encuentra el matrimonio perfecto entre el gruyer y el vacherin. Así que calculamos 400 gramos de cada tipo de queso, que dejamos fundir a fuego lento y removiendo continuamente con una espátula. Damos el toque final con licor de cereza y pimienta al gusto.