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LUCERNA
colores de hielo y nieve que me invitan a soñar. Ya de vuelta nos espera una pausa en casa de la familia Mathis con una humeante taza de té y mucha música tradicional.
La vida en los Alpes
La confortable casa de Engelberg y las dos granjas alpinas que tienen al pie de las montañas son sus moradas. En verano, mientras las vacas pastan, pasan mucho tiempo en la montaña. Con las bajas temperaturas, los animales y ellos bajan de nuevo al pueblo. Así, un año tras otro, en consonancia con los ciclos de la naturaleza. Son Denis y Hans Mathis, un matrimonio suizo que ama su país. Hans, vestido con las ropas tradicionales, me muestra su arsenal de instrumentos y se decide, al fin, por el acordeón. Mientras lo hace sonar virtuosamente, su rostro es una mezcla de alegría y paz. De su oreja cuelga un anillo plateado que un día formaba parte del hocico de una vaca. Es un atuendo típico de los campesinos alpinos. “Me siento plenamente feliz en el sitio en el que vivo, y aunque no es una vida fácil, entraña una libertad total”. Nos cuesta abandonar el hogar de la encantadora familia, pero en la región de Lucerna aún nos espera otra excursión.
La ruta más suiza
Desde la población de Engelberg parte el teleférico que se eleva hacia las alturas del Trübsee, en las faldas del Titlis ABAJO, IZQUIERDA La subida al Titlis se realiza en las modernas cabinas giratorias Titlis Rotair, un viaje a las nubes inolvidable DERECHA En los Alpes, tradiciones como la música se han mantenido casi intactas, y son muchas las familias que aún viven siguiendo los ciclos naturales ABAJO Embarca tu vehículo en el ferri que une Beckenried y Gersau
Nos toca reemprender el viaje. La Gran Ruta de Suiza prosigue para cruzar la cuna del país, el lugar donde nació la Confederación Helvética y donde Guillermo Tell disparó sus flechas. La bonita carretera panorámica nos lleva a Weggis y, desde allí, bordeando el mítico lago de los Cuatro Cantones, a Vitznau y Gersau. Allí tomamos el ferri para cruzar el mítico lago donde se fundó Suiza, hasta Beckenried, y proseguir por los entornos idílicos del lago de Lucerna. Nos encontramos en la carretera que recorre los enclaves históricos y legendarios donde se fundó la Confederación Helvética, en 1291. Pasamos por la Tellskappelle, la capilla de Guillermo Tell, y allí aparcamos unos minutos el coche para escudriñar la emblemática iglesia dedicada al héroe nacional. Empapados de historia y tradición suiza, seguimos hacia Flüelen mientras contemplamos escenas de película sobre el lago, donde navegan ferris de vapor tocados por la bandera del país, que ondea sobre aguas y cielos transparentes. Proseguimos más allá del lago para acercarnos a la emblemática pradera de Rütli, donde, en 1291, los actuales cantones de Uri, Schwyz y Unterwalden, fundaron, mediante un juramento de fidelidad, la Confederación Helvética. Cruzamos Brunnen, sede, por cierto, de la fábrica de navajas Victorinox, que visitamos, junto al museo. Como en el caso de los relojes, las navajas nacieron en zonas rurales. En la hermosa población de Schwyz decidimos hacer un alto en el camino para recorrer la idílica población y disfrutar de las vistas panorámicas de la Suiza más central.
MÁS INFORMACIÓN: www.luzern.com
La Gran Ruta de Suiza Lonely Planet Traveller 53