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GRISONES
nacional de Zernez. Para visitarlo hacemos parada y fonda en la población de Zernez. dirigimos. De vez en cuando, como para recordarnos que viajar en tren es otro de los placeres del pequeño país helvético, vemos desfilar los rojos vagones del Bernina Express. Desde Coira, el tren sube hacia la Engadina y se escurre por las estribaciones del Ospizio Bernina (2.253 m), pasando, en un descansado suspiro, por el valle de Poschiavo hacia la Valtelina italiana. Es tan mágico su recorrido como su viva imagen de color, que contrasta con el verde de los prados, el gris de las montañas y el azul de los cielos de esta hermosa Suiza. rrido por pequeños pueblos que cruza el puerto de Albula hasta Thusis. Tomamos la mítica y espectacular Viamala, cuyo nombre recuerda a ese camino “malo”, una temida garganta que obstaculizó el paso durante siglos y ahora está salvada por tres puentes de vértigo. En este valle posterior del Rin (Hinterrhein), la carretera desfila segura hacia el puerto de montaña. Nos acompaña un paisaje casi místico, hecho de pantanos, lagos y glaciares. Por fin, conquistamos el puerto de San Bernardo, a una altura de 2.065 metros, presidido por el hermoso lago de montaña, el lago Moesola. Al otro lado del puerto nos aguarda la Suiza más italiana.
Excursiones en un parque nacional
Zernez, en la frontera entre Suiza, Italia y Austria, es el punto de partida de las visitas al parque nacional de Zernez, la reserva más grande de todo el país y también la más antigua. Este año se cumplen, precisamente, 100 años desde su declaración como parque nacional. Para acceder a Zernez es preciso tomar el ferrocarril, donde embarcamos el vehículo, y cruzar de este modo el práctico túnel de la Vereina, un profundo y largo paso bajo las montañas. Una vez en el pueblo, nos recibe el saludo local: “Allegra”, y con esta cordial bienvenida tomamos fuerzas para visitar la reserva, enclave de ensueño para realizar caminatas preparadas para todos los niveles. Desde Zernez parten, también, las excursiones al precioso valle de la Engadina.
San Bernardino
Pero es también la ruta en coche un itinerario lleno de belleza. Es el recoLa población de Zernez es el punto de partida al parque nacional de Zernez, un espacio protegido desde hace 100 años, el más antiguo del país
St. Moritz
Nuestro rumbo se orienta ahora hacia St. Moritz, pasando por Samedan. Altos valles entre cañones acompañan nuestra ruta hasta la perla alpina. En plena Alta Engadina, a 1.856 metros de altitud, se sitúa la rica St. Moritz, feudo de hoteles, balnearios y tiendas de lujo que hacen las delicias de aquellos que buscan descansar en un entorno pensado con glamur y, a su vez, con respeto por el medio ambiente. La historia de St. Moritz está plenamente ligada al veraneo de gente con bolsillos holgados, pero sus entornos dibujan una red de caminos donde cualquier amante de la naturaleza, sea en verano o en invierno, puede encontrar un sendero para una caminata, un rincón para descansar o una pista de esquí de fondo. En esta joya alpina, los restos de la iglesia de San Mauricio, original del siglo XVI, o el Museo Segantini ponen el contrapunto cultural a la visita.
En coche se puede contemplar la belleza de los paisajes suizos mejor conservados
De puerto en puerto
Seguimos la Gran Ruta de Suiza, que enfila ahora hacia el Tesino, pero queda aún un buen camino. De hecho, estamos al sur de los Alpes y oímos hablar en italiano con más asiduidad, pero para cruzar al Tesino hay que pasar por el conocido paso de San Bernardino, y es allí adonde nos
La Gran Ruta de Suiza Lonely Planet Traveller 69