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FRIBURGO
DE IZQUIERDA A DERECHA Puesto de venta de calabazas; la uva 'chasselas' es la variedad más característica de los viñedos del Vully; los viticultores del Vully trabajan en discretas propiedades y bodegas, que van en consonancia con el espíritu de esta pequeña región vinícola
familia”.
Camino a Gruyères
Seguimos nuestra ruta y esta vez nos toca probar uno de sus platos fuertes: Gruyères. Un topónimo con regusto a queso que bautiza la pequeña villa, encaramada en una colina, que nos recibe con los aires medievales de sus férreas murallas. Las cruzamos por una de sus puertas para visitar este pequeño núcleo de callejuelas adoquinadas y fachadas de leyenda. En su escudo, una grulla extiende sus alas sobre un fondo rojo. De hecho, cuentan que fue el rey de los vándalos Gruerius el encargado de fundar la preciosa Gruyères en torno al 400 d. C., al divisar una grulla sobrevolar este punto, bajo un rojo cielo de atardecer. Caminamos por su arteria principal, un continuo devenir de restaurantes orgullosos de ofrecer las mejores fondues y raclettes. Se me hace muy difícil retener mis tentaciones de adentrarme en alguno de ellos, pero la mayúscula visión del castillo que culmina el pueblo apacigua mi apetito y atrae mi curiosidad viajera. Camino por el recinto de esta fortaleza del siglo XIII, y, en sus patios, balcones de madera y elegantes estancias, siento que este lugar es uno de esos reduc32 Lonely Planet Traveller La Gran Ruta de Suiza
tos históricos que tan bien simboliza el poder de las familias nobles en la Edad Media. Fueron diecinueve los condes de Gruyères que lo habitaron entre los siglos XI y XVI y fue en 1938 cuando el Estado de Friburgo adquirió el castillo para remodelarlo y abrir en él un interesante museo de historia y cultura regional. De regreso al centro, un curioso bar llama mi atención. Entro para darme cuenta de que se trata de un local inspirado en la película Alien. Y es que H. R. Giger, autor de la famosa saga de ciencia ficción, tiene en esta ciudad su propio museo. ¡Qué escenarios más contrapuestos el de la pintoresca Gruyères y el de los mundos espaciales de Alien! El Museo del Tibet es la pieza final que completa esta ciudad pequeña pero repleta de curiosidades.
Cuna de ‘fondues’
Casi hemos echado a suertes cuál de los apetitosos restaurantes de Gruyères se convertiría en la víctima de nuestra hambre voraz, pero, al final, la atractiva casita de madera típica que alberga Le Chalet de Gruyères ha sido la escogida para saborear la sabrosa fondue moitié-moitié, la más popular del país. Los camareros nos avisan: “Es muy importante no acom-
pañar la fondue con agua: se puede indigestar. Mejor con vino blanco o una taza de té”. Seguimos a raja tabla las instrucciones y esperamos pacientemente hasta verla salir, humeante y desprendiendo un inconfundible aroma a queso. Frente a la cazuela de fondue solo hay un rival: la falta de apetito. Y como este no escasea, no tardamos ni un segundo en remojar en trocitos de pan clavados en los largos tenedores para dar cuenta del sin duda contundente plato suizo. Y el placer está servido. Pero la pregunta es… ¿de dónde proviene la fondue? Aunque su origen no puede precisarse con fecha y lugar, lo que sí es probable es que surgiera paralelamente en muchos sitios de montaña cuyas duras condiciones de vida convertían el pan y el queso en los ingredientes principales de la dieta. De algún modo, calentando el queso, las gentes podían llevarse entonces algo templado al estómago. Eran otros tiempos.
MÁS INFORMACIÓN: www.levully.ch www.murtentourismus.ch www.fribourgregion.ch www.la-gruyere.ch