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LUCERNA
tradición”. La tradición de una ciudad que preserva su pasado y que atrae cada año a miles de turistas. Efectivamente, Lucerna es uno de los polos de atracción del turismo en Suiza, y quizá por ello sabe cuidarse con especial atención, sin dar la espalda a la modernidad ni a las nuevas tendencias. Es en este contexto en el que nace otra chocolatería muy especial, Max Chocolatier, un negocio que busca superar los tópicos del chocolate suizo de marcas como Lindt, Suchard o Nestlé para apostar por la creatividad y la calidad. Sus bombones son una auténtica caja de sorpresas, una sinfonía de originales gustos y texturas. Mi mirada se pierde por las limpias vitrinas de la moderna tienda mientras pienso que esto del chocolate es una tentación demasiado fuerte y que va siendo hora de dedicarme un poco a la cultura.
Cultura desde la cuna
Muy cerca de la estación de tren, reconstruida por el arquitecto español Santiago Calatrava, se levanta el KKL (centro cultural y de congresos de Lucerna), diseñado por Jean Nouvel, un equipamiento que acoge los principales conciertos y festivales de la ciudad. Una ciudad que vive la música y la cultura con gran intensidad. El Lucerne Festival, el Festival del Cómic o el Festival del Blues son algunas citas imprescindibles en el calendario. Pero no hace falta esperar a los grandes eventos para darnos cuenta de la importancia que tienen aquí el arte, la literatura y la música. Me lo explica Katarina, una lutier que trabaja hacendosa construyendo y reparando violines en el taller de la tienda de música Musik Hug. “Hay muchas escuelas de música en Lucerna, y la mayoría subvencionadas, con lo cual acceder al aprendizaje musical es fácil”. De hecho, son muchos los niños y niñas y, por supuesto, adultos que caminan por las calles de la pequeña Lucerna
Bajo el Titlis, la cueva del glaciar permite un paseo mágico entre paredes de hielo
con un instrumento bajo el brazo. Y eso nunca me deja de sorprender y admirar.
Titlis, montañas entre ciudades
embajador
Heidi Happy, música. La cantante y multiinstrumentalista Heidi Happy empezó su carrera en el año 2006. Su cálida voz y letras únicas impactaron enseguida al público local, y pronto empezaron las colaboraciones con los grandes nombres de la música, como Yello, Stephan Eicher o Scott Matthew, así como las actuaciones a lo largo y ancho de la geografía helvética. Cuando esta joven de Lucerna canta sus exquisitas melodías, es imposible no sumergirse en el bello mundo que recrea. De Lucerna, Happy nos destaca un museo plenamente relacionado con la música: “El Museo de Richard Wagner, digno de una visita. Su parque junto al lago es un espléndido oasis cerca de la ciudad, con sus vistas únicas al lago y a las montañas”. De hecho, la música es la gran protagonista en el escenario de Lucerna, en una ciudad muy musical repleta de teatros, salas, escuelas y, por supuesto, grandes festivales de música.