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BASILEA
Olaf estudia en el flamante Instituto de Diseño de Moda del campus de Dreispitz, en Basilea DERECHA De visita obligada es la catedral, con su claustro y las vistas desde la terraza que la rodea
cultura a través de la moda y las costumbres de cada momento. Porque, al fin y al cabo, las muñecas y los juguetes encarnan a la perfección los gustos, preferencias y modas de cada sociedad. Este viaje en el tiempo y a la infancia eriza el vello sobre mi piel y me transporta a escenarios casi imaginarios. Me planto frente a una gran casa de muñecas para observar cada pequeño detalle de la bonita alegoría de una casa del siglo XIX y concluyo que, efectivamente, esto es también arte. Aunque es en el Kunstmuseum Basel donde el viaje al mundo del arte cobra una dimensión especial. Nos acompaña por las grandes salas del sobrio edificio Beatrice Massart, una guía especializada que lleva media vida explicando el arte que se encierra entre estas paredes. Se trata, en realidad, de la colección de arte más importante del país: “Desde el Renacimiento al cubismo, pasando por el impresionismo. Todo tiene cabida en este centro”. Son tantos los nombres de artistas conocidos que desfilan ante mis ojos que me apabulla la idea de que este es un museo tan infinito como el arte en esta ciudad. Este cen20 Lonely Planet Traveller La Gran Ruta de Suiza
tro cultural permanecerá cerrado hasta abril del 2016, pero su colección puede visitarse, hasta septiembre, en el Museo de las Culturas y en el Museo de la Actualidad de Basilea, así como en los museos Reina Sofía y del Prado de Madrid. El Museo de Arte Contemporáneo, la deliciosa Fundación Beyeler o el Museo de Tinguely forman parte de la larga lista de oportunidades de la Basilea más cultural. ALMACÉN DE ARTE Un nuevo embrión gestado en este contexto de arte y cultura es el Schaulager, un rompedor edificio diseñado por los grandes arquitectos locales Herzog & de Meuron en el distrito de Münchenstein. Esta zona, resurgida del pasado industrial, da cabida a nuevas y ambiciosas iniciativas que proyectan la ciudad hacia el futuro, como la de este centro de conservación del arte. En un rápido trayecto en tranvía nos plantamos frente a esta inusual construcción, de líneas rectas, colores claros y aspecto funcional. En el interior nos aguarda un espacio diáfano y en apariencia vacío. Me pregunto dónde está aquí
el arte, y la respuesta a mi enigma está en el propio nombre del lugar: el Schaulager (en alemán, almacén de exposición) es, en definitiva, un gran almacén de arte pensado para guardar la colección privada de la Fundación Emanuel Hoffmann, que se encuentra archivada en cajas. En el gran vestíbulo, sin embargo, se da cabida a exposiciones y es en ese contexto en el que las cajas correspondientes se abren y el material es expuesto. Me siento en una especie de nave espacial del arte en este lugar de líneas límpidas y armónicas, pero el viaje por la Basilea de la contemporaneidad no ha hecho más que empezar. ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA No hace falta alejarse de Dreispitz para ver algunos ejemplos más de una Basilea en ebullición que ama conservar lo antiguo para construir lo nuevo. Escuelas de diseño, empresas relacionadas con las industrias del conocimiento, nuevos y modernos edificios que dan vida al barrio de la modernidad. Entramos en el blanco y diáfano vestíbulo del Instituto de Diseño de Moda (Institute of Fashion Design) y charlamos un rato con Olaf, un apuesto estudiante que estudia su último curso en la escuela del cam-
dormir
En la ciudad de Basilea los hoteles están muy al día. El flamante Novotel es un alojamiento que quiere formar parte de esta artística y moderna Basilea y lo hace con gusto y practicidad. Ya en el casco antiguo, el Hotel D es otra cómoda y práctica opción; eso sí, con muy buen gusto.